Derecho

Especialmente en los últimos años, el avance tecnológico ha trastocado las costumbres de la sociedad. Nos hemos ido adaptando al uso de celulares, videoconferencias, agendas electrónicas, comunicaciones inalámbricas... y a la vez hemo ido incrementando progresivamente nuestra dependencia a estos medios. A través de ellos hoy se aprueban rápidamente ingentes transacciones, compraventas, acuerdos de la más variada índole, y todos se sienten felices hasta que alguien incumple lo pactado... del contrato se cae, se val al piso. Es entonces cuando la gente decide acudir a nosostros, los abogados. No siempre aciertan. A veces se encuantran con profesionales que se quedaron en la era del papel, a abogados que, acorralados ante las numerosas preguntas de su cliente, no encuentran mejor salida que la de comunicarles; tiene razón, pero no podemos probarlo, para luego salir de la oficina con la cara gacha, recordando acaso aquel adagio que reza en el proceso solo existe lo que se prueba

Este trabajo es un compendio de consideraciones jurídicas recogidas de la doctrina, de la legislación mundial y de la jurisprudencia comparada, acerca de la función probatoria de los medios informáticos; es un estudio destinado en último término al srevicio del abogado y del juzagador. Al abogado le permitirá construir de manera más segura sus negocios jurídicos, especialmente los relacionados con el comercio electrónico; comprenderá mejor las ventajas y desventajas de soportar la relación contractual en tal ocual medio electrónico, y le hará ver cuáles son sus puntos fuertes dentro de un proceso administrativo, judicial o arbitral, y cuáles son los débiles. Al juez y al arbitro les permitirá valorar de una forma más profunda y con un mayor grado de certeza la tan debatida prueba electrónica

Surge así entre nosotros la inquietante pregunta: ¿es verdad que no había cómo probarlo? Esa información conservada en un soporte frágil, en un archivo electrónico... ¿cómo debemos valorarla? ¿Es prueba? ¿Es siquiera un documeno?