Derecho

El título de la obra refleja ese tipo de utopías posibles y deseables que esperan el momento de convertirse en vida y dignidad. La utopía no como un imposible de realidad, sino como anticipación de la realidad, como una demanda de cambios, como motor de la conciencia y de la praxis humana, por la construcción de una sociedad más justa, incluyente, respetuosa de la diferencia y tolerante, en una palabra, más humana. Creemos que ese es el legado trascendental de esa primera Corte Constitucional, que sigue constituyendo un modelo para los integrantes de las Cortes que la sucedieron y para el país que sigue estando en mora de actuar en consecuencia de sus decisiones y con su labor de pedagogía constitucional.

En mi calidad de miembro de excepción de la Asamblea Nacional Constituyente, en la cual se definió el mapa de ese nuevo país que soñábamos, muchas veces se nos acusó de utópicos o idealistas y sí, en realidad, allí, en ese escenario, muchos utopías rondaban permanentemente por los salones, los corredores y los pasillos, creo que ninguno de nosotros, los constituyentes, pueden decir que no se sintió contagio por este ambiente. En éste, entre otras instituciones, surgió la Corte Constitucional Colombiana, sin que pudiéramos presagiar el enorme papel que ella cumpliría en la realización material de la constitución que redactamos y en la apertura hacia una democracia social, todavía por construir.

Esta investigación ofrece aportes significativos que permiten mejorar las metodologías de investigación en el campo de los socio-jurídico, propuestas hasta el momento. Ciertamente, son pocas las construcciones metodológicas desarrolladas en este terreno, tanto en el Derecho como en la Sociología, para evidenciar las corrientes de pensamiento que, consciente o inconscientemente, operan sobre los procesos decisorios de las altas cortes, en este caso, de la Corte Constitucional Colombiana.